Casos de éxito | La prensa impresa

Isaac Newton, el padre de la aritmética, introdujo las ecuaciones básicas de longitud (1, ½, ¼, 1/8), circunferencia (radio) y peso en todo el mundo. Materia prima muy valiosa para todo tipo de cálculos.

En 1695, Jonathan Castaing llegó a Londres sin dinero, huyendo de la persecución religiosa de Luis XIV. Una vez instalado, tomó posesión de la compraventa de acciones, el detonante de las inversiones y del mercado de valores. Otra excelente maniobra, fuente de progreso para la humanidad.

En 1702 murió el rey Guillermo, seguido ocho años más tarde por la reina María, su esposa. Tras disputas por el trono británico, ascendió el rey Jaime II, recibiendo la corona con un déficit de 8 millones de libras esterlinas. Cuando se sentó a negociar más préstamos con el Banco de Londres, se dio cuenta de que no podría pagar la creciente deuda. La solución que encontró la corona fue la inversión público-privada. Otra historia de éxito para el desarrollo.

En 1720, Alexander Pope fue el padre de la inversión estatal, fuente de creación de empleo y desarrollo económico. Estas inversiones sacaron a su país de la bancarrota y su modelo ahora está siendo aplicado por las principales economías mundiales.

No soy economista, pero leyendo artículos sobre milagros como el de Singapur, queda claro que la libertad para hacer negocios es la clave del éxito. En El Salvador tenemos un sistema bursátil bastante precario, por lo que fomentar un mayor canje de valores sería una excelente medida de desarrollo.

Otra clave comprobada para el éxito son las asociaciones público-privadas (APP). Canadá tiene un sistema de investigación médica y de salud de clase mundial, al servicio de todos, gracias a estas alianzas. Los salvadoreños podríamos aspirar a transportarnos en un metro capitalino, acompañados de suficientes estacionamientos en las estaciones. El anillo periférico es otra medida lógica y necesaria que podría hacerse realidad a través de las APPs.

Por otro lado, no hay éxito sin educación. Hace doce años, Singapur implementó un sistema educativo completo y avanzado con currículos, materias y libros de vanguardia, y capacitación constante para los maestros.

El Salvador tiene muchas similitudes con Singapur. Solo falta poner en marcha las buenas ideas, y decapitar la corrupción, para que empiece a engranar nuestra economía y así abrir las puertas al progreso.

No tenemos que inventar nada. Tenemos 3 siglos de historias de éxito, con mucha carne valiosa que debemos implementar.

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