Disciplina social… | La prensa impresa

A mediados de los ochenta, en un curso de sociología, recuerdo haber estudiado y leído algunos textos sobre el proceso de “Disciplina social en las dictaduras”; Era una hipótesis o explicación teórica de los modelos represivos utilizados por ciertos gobiernos para intentar «educar» al pueblo.

La base teórica no era nueva; los conceptos de confesionalización o disciplina social fueron los instrumentos explicativos de los mecanismos de configuración e imposición de modelos de conducta por parte de las instancias hegemónicas de poder, particularmente las religiosas. (Disciplina social y reformismo moral, Moreno Mengíbar, 2009).

En este contexto, la disciplina social es un modelo basado en el «miedo»; en la colonia miedo al infierno y en las dictaduras miedo a la violencia, la desaparición o la tortura. La idea es crear una atmósfera de terror y pánico para aplacar comportamientos individuales, especialmente comportamientos subversivos.

Según Norbert Elias (1980), la regulación o control de afectos particulares ocurría en paralelo y en combinación con una diferenciación de funciones y roles sociales; Los procesos civilizatorios traen consigo una clara remodelación restrictiva de los instintos, pero al mismo tiempo un aumento de la complejidad organizativa de la sociedad.

Las presiones sociales, que surgen de las relaciones de las personas y de los grupos entre sí, tienden a cristalizar en el aparato psíquico individual: en la actualidad, cada uno o cada grupo libra una batalla, y los aparatos estatales buscan controlar sus instintos y mitigar sus inclinaciones agresivas. . . Según esta concepción, que coincide en cierto modo con el psicoanálisis de Sigmund Freud, la moral constituiría uno de los mecanismos de este control endógeno de afectos e impulsos (Mansilla, 2004).

El fenómeno de las pandillas es «lógico», complejo y anárquico; lógicos porque surgen como una respuesta de supervivencia en contextos de violencia entre pandillas en los Estados Unidos; Afroamericanos, mexicanos y salvadoreños, minorías despreciadas crearon sus propias respuestas violentas con identidad; y será difícil controlarlo con una respuesta violenta, al contrario, se va construyendo y acumulando un resentimiento que tarde o temprano aflorará.

Frente a las disciplinas dictatoriales de las décadas de 1970 y 1980 en América Latina, surgieron movimientos guerrilleros clandestinos; hubo una respuesta, y la violencia se intensificó; el costo fue alto, y todavía muchas sociedades no han sanado sus heridas.

Disciplinar o imponer una disciplina genera resistencia; antes era un problema ideológico, hoy en una época excéntrica con diversidad de convulsiones sociales es más complejo, ya que conviven con el fenómeno de las pandillas el narcotráfico, la trata de personas, la prostitución, el tráfico de armas, medios de subsistencia económica, entre otros. . otros aspectos.

La disciplina social en los textos contemporáneos está íntimamente ligada a la violencia política ya las modalidades represivas. En efecto, en términos educativos, disciplinar es imponer o entrenar a alguien para que se adapte, respete o actúe de cierta manera. Es un término de condicionamiento pavloviano que ya no se usa. Hoy ha sido sustituida por «Reglas de Convivencia».

Pero lidiar con las pandillas no es un asunto sencillo. Obviamente son un «producto» de una sociedad egoísta y excluyente, pero la respuesta seguramente no está en la represión, sino en las oportunidades y la educación.

El problema de las pandillas han sido las negociaciones secretas; Al darles la posición política de interlocutores, se cometió un grave error, y así las pandillas descubrieron que eran importantes y un factor clave de la democracia; Primero, controlaban quién hacía campaña en sus comunidades y cómo; En segundo lugar, también descubrieron el lenguaje de los homicidios como mecanismo de presión.

Pero el principal riesgo contra la disciplina es la unidad de todos los enemigos…; así como en el pasado todos los “izquierdistas” (RN, ERP, FPL, PRTC y PC) se unieron contra el gobierno y crearon un frente común, hoy es posible que todas las pandillas que existen en nuestro medio se unan y generen una respuesta .

El proceso de disciplinamiento tiene varios componentes: 1) la imposición de nuevos valores y campañas moralizadoras; 2) «acción psicológica» a través del modelado de conductas y actitudes sociales; 3) la militarización de la seguridad ciudadana; 4) brutalidad policial; y 5) principios de censura y propaganda (simplificación, contagio, transposición, exageración, etc.).

La idea de la disciplina social es crear una sociedad sumisa y temerosa; hacer del miedo el mediador condicionante de todas las circunstancias, ideas y comportamientos. El problema fundamental es la totalidad del espectro, la disciplina abarca todo ya todos, anulando las libertades individuales.

La pregunta fundamental termina siendo: ¿es la disciplina social la respuesta para resolver el problema de las pandillas? y la respuesta es un rotundo no. El pragmatismo político electoral no tiene muchas soluciones ni opciones, y la solución sigue siendo la educación y las oportunidades, pero son iniciativas de largo plazo y los gobiernos no tienen tiempo.

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