No tiene nada de extraño poner en práctica una educación al revés, cuando el modelo utilizado da los resultados al revés.
Comenzaré estas breves líneas explicando que el título, aunque lo parezca, no es una crítica a nuestro sistema educativo, y no por falta de material, sino porque hay más que aportar constructivamente; sin olvidar que sería injusto e inexacto culpar al gobierno, como ente abstracto y mera ficción humana, como cualquier organización, de los pecados de ayer, que son los más. Es importante abandonar el uso inexacto de las palabras, como se hace al referirse a una organización, una asociación, una institución, un partido político, etc., por sus acciones, pensamientos, sentimientos, como si alguien los hubiera visto caminar por ahí. las calles. un sindicato, un ministerio, una organización no gubernamental; las personas que los constituyen hacen o dejan de hacer, actúan bien o mal. Por lo tanto, debemos individualizar y abandonar esos manidos discursos de la posverdad que solo demuestran perversidad y estupidez.
Nuestra educación, hablando más precisamente de la educación escolar en todos los grados, ha sido deficitaria desde sus inicios y ha estado en decadencia durante décadas. En todo caso, se puede responsabilizar a los que actualmente están a cargo de lo que no están haciendo a su vez, lo que seguramente va en detrimento de lo actual, porque en términos de educación para la población, no hacer o hacer insuficientemente contribuye a el progresivo deterioro.
Comencemos por señalar un hecho que ya se aborda en otros países, como es la inequidad social del sistema escolar que basa la educación en lo que se enseña y no en lo que se aprende, agravado por el hecho de que dicho sistema actual es de corte determinista, porque implica que los estudiantes acudan a clases en la escuela o la universidad para recibir la información que, en alta o baja calidad, les puedan brindar quienes fungen como docentes y luego regresen a casa para poner en práctica lo que lograron captar, con la esperanza de que sus padres pueden ayudarlos. Y ahí comienza el determinismo del fracaso basado en la desigualdad social, como bien lo expresa Andrés Oppenheimer en su libro ¡Salva al que pueda!: “Quienes tienen la suerte de tener padres que han terminado el colegio o la universidad pueden pedirles ayuda para hacer los deberes o pueden recibir lecciones privadas de un tutor. Pero los niños de hogares humildes no tienen ese lujo. Regresan a hogares donde a menudo no hay un padre que los ayude con la tarea, y mucho menos pagar un tutor privado. El modelo tradicional deja a los niños de familias pobres hogares completamente desprotegidos, con el tiempo se van quedando cada vez más rezagados en la escuela, muchas veces acaban desertando”, esto último reforzado por las estadísticas y datos puros y duros señalados por el Dr. Oscar Picardo en más de una ocasión.
Y aquí viene la propuesta: Ya que se ha iniciado la distribución de laptops a los estudiantes del sistema educativo público, hecho que me parece en esencia muy bueno, pasemos de lo puramente publicitario y demagógico a algo pragmático y útil: Que se utilicen. los portátiles y toda la tecnología disponible, para que los alumnos, cada uno a su ritmo, utilizando los mejores recursos audiovisuales, repitan la lección tantas veces como necesiten y… (aquí viene la diferencia): reserva dudas y preguntas para la hora de ir al salón de clases. Además, poner en acción las ventajas del trabajo colaborativo y en equipo (soft skills deseables) para resolver problemas con los compañeros. Además de una bonificación: la tarea no estará diseñada para que la hagan los padres (gran error de décadas).
“Gracias a los videos educativos, la realidad virtual, los robots y otras tecnologías, lo que antes se hacía en clase lo pueden ver los niños en su propio tiempo y ritmo, rebobinando el video si aún no lo entienden. Y lo que antes eran deberes, que el alumno tenía que hacer solo, ahora se pueden hacer en clase, con los otros niños cerca, con sus profesores cerca. Y el profesor puede detectar en qué nivel se encuentra cada alumno y ayudarlo a resolver problemas”. Así lo afirmó Salman Khan, el gran innovador educativo de Silicon Valley. Fundador de Khan Academy de videos educativos gratuitos en YouTube (khanacademy.org)
No tiene nada de extraño poner en práctica una educación al revés, cuando el modelo utilizado da los resultados al revés. Sin olvidar que ya hubo un intento en este particular aspecto hace décadas, en el gobierno del Coronel Arturo Armando Molina, quien con su programa de “televisión educativa” intentó (con menos recursos) poner en práctica algo similar.
Por supuesto, son muchas las interrogantes que puede suscitar tal propuesta, entre ellas traigo en cuenta las que hizo el reconocido antropólogo y educador salvadoreño, Gregorio Bello-Suazo al consultarle al respecto: ¿Están preparados los docentes para la modalidad de tareas en la escuela? ? ? Requiere cierta preparación y sobre todo vocación. ¿Cómo se administrará el tiempo de clase y cómo se relaciona con la tarea? ¿Cuánto tiempo estarán los estudiantes en el salón de clases? Hay niños que estudian y trabajan, y es probable que esta modalidad los beneficie, pero ¿su aprendizaje se verá debilitado por su realidad social?
La educación al revés podría ayudar a prevenir el plagio o el «copiar y pegar», y tal vez incluso estimular la investigación, pero también una actitud de comodidad, me dijo el antropólogo. “Seguramente muchos padres o tutores estarán felices, pero yo me pregunto, ¿están preparados los alumnos y sobre todo los profesores? ¿Cuántas modalidades o propuestas para el proceso educativo se han diseñado en nuestro país? ¿Cuáles han sido los resultados?».
Sin duda, un tema que requiere una discusión seria y consciente, dedicando masa neuronal a una enorme necesidad.
Nutricionista y Abogada de la República.
PALABRAS CLAVE
Educación Opinión