Educación y aprendizaje, ¿qué priorizamos?

Aunque parezcan términos similares, educación y aprendizaje son conceptos que encierran importantes diferencias y suelen confundirse. Por un lado, la educación trata temas más globales relacionados con el sistema educativo, como los contenidos que deben incluirse en el currículo escolar, la medición de los aprendizajes a nivel nacional y el perfil del ciudadano que se formará una vez egresado. . del sistema educativo. Si bien todos estos temas deben abordarse con seriedad, poco o nada se discute sobre el aprendizaje, salvo el bajo rendimiento del alumnado y las deficiencias metodológicas de muchos docentes. Si bien estas son observaciones constantes entre académicos y políticos, estos problemas aún no han sido resueltos, muy posiblemente porque todo el énfasis de las políticas sigue estando en la educación y no en el aprendizaje.

Las preguntas de aprendizaje, a diferencia de las preguntas de educación, responden preguntas sobre métodos y técnicas eficaces de instrucción y evaluación. Estas preguntas también son importantes porque son las que garantizan que los estudiantes obtendrán conocimientos, que serán la base para el desarrollo de habilidades y la comprensión del mundo. Además, estos temas están al alcance de los docentes en el aula, y que pueden tener un impacto directo en los estudiantes, con efectos visibles a corto y largo plazo. La infraestructura escolar, los materiales y las mejoras salariales son factores que influyen en cierta medida en el aprendizaje; sin embargo, el factor más importante para lograr la calidad educativa es la calidad docente de los docentes, ya que, como bien señala Schleicher, “la calidad de un sistema educativo nunca superará a la de sus docentes”.

Mi argumento no es dejar de lado los aspectos educativos; más bien quiero hacer una invitación a crear políticas que incluyan aspectos relacionados con la ciencia del aprendizaje. Esto implica tener una mirada basada en datos sobre las técnicas de instrucción y evaluación que actualmente utilizan los docentes salvadoreños en sus aulas para proceder a reforzar, descartar y sugerir líneas metodológicas prácticas basadas en la ciencia del aprendizaje. Esto requiere dar apoyo a los docentes para que sus prácticas se basen en esta ciencia y evalúen constantemente el resultado de su enseñanza en el aprendizaje de los estudiantes. Asimismo, este tipo de política lleva a evaluar los currículos de los programas educativos que forman a nuestros docentes, con el fin de asegurar que se establezcan ciertos estándares de calidad docente basados ​​en las ciencias del aprendizaje en los programas de formación docente en todas las materias y contenidos. Este invita a la regulación de las escuelas de educación por parte de las autoridades educativas del país, con el fin de mejorar la calidad de la enseñanza de los docentes en formación.

Además de una crisis educativa por las altas tasas de deserción y el poco acceso a los dispositivos electrónicos, también estamos ante una crisis de aprendizaje que venimos arrastrando, pero que se ha agravado con la pandemia. Ambas crisis deben ser tratadas; sin embargo, parece que el enfoque hasta el momento ha sido dar respuesta a la crisis educativa, es por ello que hago el llamado a comenzar a crear políticas que aborden el aula y lo que sucede en ella, para que lleguen a las manos de los docentes para garantizar su cumplimiento, ya que al final, como señala Leonardo Garnier, ex Ministro de Educación de Costa Rica, “las reformas solo existen cuando llegan a las aulas”.

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