Evaluar: arte y ciencia | Noticias de El Salvador

Más allá de las teorías de evaluación, un docente, considerando los diferentes niveles o necesidades profesionales de cada tramo educativo, debe tener cuatro condiciones: 1) una base cultural amplia, ya que es un referente en la comunidad; 2) habilidades de comunicación óptimas para hablar y escribir; 3) sólidos conocimientos de neurociencia, ya que su especialidad es generar aprendizajes; y 4) ser ético.

Diseñar procesos de evaluación en educación es un arte que requiere imaginación y creatividad, pero sobre todo cientificidad; medir (medir), valorar (valorar) y evaluar (valorar) son tres caminos diferentes, que pueden llevar a los objetivos de la educación oa ninguna parte …

Tanto Terry D. Tenbrink como María A. Casanova coinciden en que evaluar es: “obtener información rigurosa y sistemática para tener datos válidos y confiables sobre una situación a fin de formar y emitir un juicio de valor al respecto; y estas evaluaciones permitirán tomar las decisiones consiguientes para corregir o mejorar la situación evaluada ”; En otras palabras, evaluar no es solo etiquetar con una «nota», mucho menos exponer o humillar a alguien.

No es lo mismo evaluar a adultos que a niños, competencias, objetivos o capacidades; Existen multitud de herramientas tanto cuantitativas como cualitativas, desde pruebas estandarizadas (referidas a Norma o Criterio), pasando por Stallings o snapshot y un amplio abanico de herramientas psicométricas clásicas que nos permiten obtener datos de las distintas inteligencias. Generalmente «medimos» más y «valoramos» menos, aunque el profesor no lo tiene muy claro; De vez en cuando, un buen psicólogo debe acercarse a las escuelas para proporcionar algunos criterios psicométricos básicos y analizar la calidad y cantidad de preguntas o pruebas que utilizan los profesores.

La evaluación siempre tiene sus riesgos, problemas y vicios: solo se evalúa al alumno; la evaluación se centra en los resultados; se evalúan los efectos observables; se evalúa para controlar; la evaluación no está contextualizada; se evalúa para preservar; no se fomenta la autoevaluación honesta.

Para conocer más sobre la evaluación, recomendaría a quienes tienen la responsabilidad de gestionar procesos de este tipo leer el libro de Agustín Fernández: «Evaluar la evaluación educativa», disponible en las librerías nacionales.

En 1999 tuve que coordinar la primera Evaluación de Competencias Académicas y Pedagógicas (ECAP) para nuevos profesores; Aprendí mucho de Edmundo Salas e Hilda Álvarez; Fue un proceso muy complejo y técnico que implicó un poco más de 6 meses, para coordinar el diseño de reactivos o ítems con los docentes, elaborar tablas de especificaciones con criterios taxonómicos y cobertura curricular, calibrar los índices de dificultad y discriminación con el software Iteman. , con el apoyo del Ing. Rafael Ibarra en la UCA, para validar los formularios y diseñar la logística y seguridad. De este proceso y sus resultados aprendimos algo muy importante, que creo que no se ha resuelto: no hay fuentes bibliográficas al alcance de todos …
¿A qué nos referimos? Por ejemplo, los programas de estudio de didáctica o pedagogía indican contenido, la pregunta es: ¿Con qué libros estudiaron los futuros profesores? aquí nos encontramos con un problema grave, no existía una línea editorial para formar docentes y, más de veinte años después, hoy tampoco existe; entonces, ¿con qué fuentes se evalúa? Los programas de estudio son referencias de contenido, pero no fuentes de ítems …

En esa época encontramos centros universitarios que impartían docencia con la Didáctica General de K. Tomaschewsky (1966), otros con fotocopias del libro Didáctica y currículum de Díaz Barriga, Á. (1997), entre otros materiales que se descargaron de Internet; Entonces, diseñar los reactivos fue una tarea compleja ya que se habían formado con varios libros, fuentes y autores, y los ítems deben ser adecuados según lo estudiado o aprendido; de lo contrario, como suele ser el caso, se diseña una prueba ideal con temas que no se han visto en clase y la mayoría no pasa la prueba.

Vale la pena señalar que muchas personas arriesgan su vida y su futuro en una prueba; Además, el día de la prueba pueden intervenir diversos aspectos emocionales o fisiológicos que afecten a los resultados.

No quisiera dejar de lado en esta reflexión el problema de la “escala de calidad”. ¿Se ha negociado o discutido qué significa la excelencia óptima o la puntuación perfecta de 10? ¿Quién lo establece y cómo? ¿Es un 10 en Morazán lo mismo que un 10 en San Salvador, París o Washington? Es un tema que discutimos hace años con el especialista en evaluación Daniele Vidoni de la Unión Europea.

Finalmente, si creemos en las teorías psicopedagógicas contemporáneas, en los constructos del neurodesarrollo de Mel Levine, en las inteligencias múltiples de Howard Gardner o en el enfoque de capacidades de Martha Nussbaum, una prueba con un solo enfoque metodológico para obtener la información se queda corta. Será necesario abrir espacios de evaluación con otras herramientas que permitan conocer el potencial del individuo evaluado.

Más allá de las teorías de evaluación, un docente, considerando los diferentes niveles o necesidades profesionales de cada tramo educativo, debe tener cuatro condiciones: 1) una base cultural amplia, ya que es un referente en la comunidad; 2) habilidades de comunicación óptimas para hablar y escribir; 3) sólidos conocimientos de neurociencia, ya que su especialidad es generar aprendizajes; y 4) ser ético.

Dan Goldhaber en «El misterio de la buena docencia» (2002) afirma que los factores que explican el buen desempeño de un docente son: 97% inobservables (entusiasmo, capacidad para transmitir conocimientos, generación de competencias) y 3% observables (años de experiencia , grado académico, especialización y certificaciones). Evaluar esto no es fácil.
PD 1: Introducir elementos en una plataforma digital no es evaluar, no importa cuánto lo apoye el PNUD …
PD 2: Qué lástima que la UES haya reservado los resultados de las pruebas de admisión …
P: E: D:

Investigador educativo/[email protected]