Molido | Noticias salvadoreñas

La foto de la junta directiva impactó: en el centro, consultando la única laptop sobre la mesa, el Comisionado Presidencial para Operaciones del Gabinete de Gobierno; A su izquierda, el Secretario de Prensa de la Presidencia de la República, cómodamente recostado en el sillón reclinable, consultando distraído su celular (que se puede suponer lleno de información sensible, lo que descarta la posibilidad de que estuviera chateando o revisando tik toks).

El “Real Diccionario de la Lengua Vulgar Guanaca” (Meza, J. (2008), Nekepú Editores, San Salvador), registra dos acepciones para el verbo “moler”: 1 Molestar, molestar con chillidos, 2. Molestar. De ahí que el participio pasivo de dicho verbo, «molido» registre también dos entradas 1. Situación, hecho o circunstancia adversa. Que disgusto, tuvimos que volver porque ya estaba cerrado 2. Problema, dificultad.

Recientemente, alguien que conoce bastante bien el sistema educativo salvadoreño mandó un mensaje que decía “¡Qué jaleo para la educación nacional! El Brozo y el amigo de Estados Unidos dirigiendo la educación del país” como reacción espontánea a la foto en la que aparecían los citados funcionarios acompañando al entonces nuevo Ministro interino de Educación y al Viceministro del ramo en una reunión con representantes de los sindicatos y asociaciones de docentes. Al día siguiente, apareció la selfie de los líderes de uno de los sindicatos de maestros con el comentario. “Defendiendo los intereses de los maestros salvadoreños”, sus expresiones faciales a medio camino entre el orgullo personal y el sentimiento de representante que parecía gritar “Así de estúpidos somos”. Los comentarios de sus afiliados no se hicieron esperar: «Adelante compañeros, sin retrocesos en la defensa de los maestros salvadoreños», «Siempre hasta la victoria, defendiendo nuestras demandas» y otros por el estilo.

La foto de la junta directiva impactó: en el centro, consultando la única laptop sobre la mesa, el Comisionado Presidencial para Operaciones del Gabinete de Gobierno; A su izquierda, el Secretario de Prensa de la Presidencia de la República, cómodamente recostado en el sillón reclinable, consultando distraído su celular (que se puede suponer lleno de información sensible, lo que descarta la posibilidad de que estuviera chateando o revisando tik toks). A la derecha del Comisionado de Operaciones del Gabinete, el Ministro de Educación interino en actitud atenta y expectante parece esperar a que la Comisionada encuentre el documento que busca para dar inicio a la reunión. (¡No se molesten en buscar los CV de estos funcionarios por su experiencia educativa, estamos aplastados!) Mientras tanto, en las mesas a la derecha e izquierda de este, formando la instalación conocida como «herradura», imaginamos los representantes de los sindicatos aprovechando el tiempo de inactividad para hacerse selfies con los que ilustrarían las webs de sus instituciones.

Gran parte de nuestro pobre logro educativo como nación tiene mucho que ver con la forma en que se ha dirigido el gobierno: se cree que el «cuerpo central», el edificio del ministerio y el personal alojado allí, son los que deciden el curso del gobierno. educación Nacional. Por eso, ha sido un chiste de cada cambio de gobierno que se despide a los anteriores mandos medios de la burocracia estatal y se contratan nuevos. Las Direcciones Departamentales de Educación (una en cada uno de los 14 departamentos de la república, cargos más políticos y operativos que técnicos) son siempre las que sufren el mayor choque. Si supieran el poco impacto que finalmente tienen estas estructuras (y las Direcciones Generales de la sede central) en los resultados educativos de los estudiantes, creo que cambiarían mucho las cosas.

El comentario anterior no pretende disminuir ni un ápice la inmensa responsabilidad que recae sobre el sector docente que logró unirse para defender posiciones políticas y aspiraciones gremiales, pero no para avanzar en la calidad de la educación en el país. Desde una perspectiva histórica, los gremios docentes han estado –como necesariamente tienen que estar- más tiempo presentes en la educación de nuestro país, que cualquiera de todos los gobiernos que han pasado desde que se conformaron. Aunque fuera por puro cansancio, sus aportes deberían ser más reconocidos y duraderos que los seis o siete “planes nacionales de educación” que se han intentado poner en práctica desde los Acuerdos de Paz.

Quedan dos años, poco más, de este quinquenio para que venga un cambio de gobierno. Revisa el plan de gobierno de “Cuscatlán” ofrecido en 2019 por el entonces candidato a las elecciones presidenciales, en cuanto al área de educación. Luego de 89 páginas de “copiar/pegar” que sirven de justificación, en las 21 páginas restantes se encuentran las “Propuestas Bandera” que se ofrecieron: 1. Nacer Crecer, 2. Mi Nueva Escuela y 3. Proyecto Dalton. ¿Cuánto de eso se ha logrado? Repito, llevamos aquí tres años y solo quedan dos.

Por lo mismo, por los pelos de encontrar que pone el tuit del ministro interino a raíz de su nombramiento, tras agradecerle la oportunidad que le ha brindado el presidente: «Trabajaremos en las reformas educativas que necesita nuestro país». .» ¿En dos años? “No te mojes, no hay quien planchar”, decían los mexicanos.

Acertó el comentario del amigo conocedor: «¡Qué jaleo para la educación nacional!».

Psicóloga/[email protected]

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