El hambre perpetúa la pobreza al impedir que las personas desarrollen su potencial y contribuyan al progreso de sus sociedades. La seguridad alimentaria es un estado en el que todas las personas disfrutan, en forma oportuna y permanente, del acceso físico, económico y social a los alimentos que necesitan, en calidad y cantidad para un consumo adecuado, garantizando un estado de bienestar necesario para el desarrollo.
Este año estamos enfrentando una crisis por la sequía provocada por el fenómeno de El Niño, por culpa de la cual más de 700,000 salvadoreños se verán muy afectados en todo el país, lo que nos hundirá en más pobreza. Máxima alerta entonces, ante la crisis que se avecina.
Debemos, a pesar de las circunstancias, estimular al máximo las cosechas, afinando los contadores de producción agrícola. Refinamos también los informes meteorológicos, el control de plagas, la disponibilidad de semillas, fertilizantes y créditos para el cultivo; apoyo a la población más vulnerable.
En los países desarrollados, las medidas antes mencionadas se practican con excelencia; pero en América Latina las cosas son más críticas. La comida simplemente no es suficiente, y en países como el nuestro, las estadísticas agrícolas se enfocan en el café, y el café no alivia el hambre.
También es urgente descontaminar los ríos para poder utilizar sus aguas para regar cultivos. Para ello se necesita educación para romper el círculo virtuoso de menos educación, más desnutrición.
La seguridad alimentaria es un asunto de suma importancia; alerta nacional. Sabemos que El Niño va a complicar la producción agrícola, por el calor extremo y la falta de lluvias. Ante esta realidad, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Todos tenemos que hacer algo a conciencia.
Primero, no derrochar agua en nuestras casas, y recolectar agua de lluvia para llenar cisternas. Evitemos desperdiciar alimentos, que terminan estropeándose en nuestros frigoríficos. Si tienes un jardín, haz tu propio jardín en casa, te ayudará en algo. No más plástico, basura y contaminantes en nuestros ríos.
También debemos clasificar la basura en casa y crear conciencia sobre el reciclaje. De ella no sale alimento, pero sí evitamos la contaminación del suelo y de los ríos.
Recuerda que nuestra alimentación se basa en frijoles, maíz y vegetales. Apreciémoslos más que nunca, porque pronto serán un lujo más caro y escaso.