El sexto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) tiene seis metas de país. El primero es lograr para 2030 el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos. Para evaluar el avance en las metas, se cuenta con información recopilada periódicamente en la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM). Sin embargo, se enfrenta un grave problema porque es imposible cuantificar el número de hogares que realmente tienen acceso a agua potable.
La EHPM registra que a nivel nacional el 89.9% de los hogares tiene acceso al servicio de agua entubada. El porcentaje aumenta a 95,8% en el área urbana y baja a 80% en el área rural. Hasta ahora, sintámonos orgullosos del progreso. Sin embargo, el problema es que en la categoría de «servicio de agua entubada» incluyen a los que tienen cañerías dentro y fuera de su casa, a los que tienen cañerías en buen estado (¿y qué significa esto?), a los que tienen cañería pero no tienen agua desde hace más de un mes (¿cuántos?), a los que se abastecen de la cañería del vecino, de un grifo, de un arroyo público o de una cantera, y a los que se abastecen de un arroyo común y acarreando de la pipa del vecino. El alcance de esta categoría nos permite engañarnos a nosotros mismos. Seguramente cuando el ODS número 6 se refiere al “acceso universal y equitativo al agua potable” la categoría no puede ir más allá de quienes tienen cañerías dentro y fuera de su casa y, quizás, de quienes tienen poliductos en buen estado. estado, siendo necesario especificar qué se entiende por «buen estado».
En el Informe de la 2da Revisión Nacional Voluntaria del Proceso de Implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de El Salvador 2022, se señala que “entre 2016 y 2020, la brecha de cobertura universal de acceso a agua potable domiciliaria disminuyó de 23 % a 19.4 %». En el análisis territorial identifican que los departamentos más afectados son La Paz (35,7%) y La Unión (34,55%). En estos dos departamentos, prácticamente 4 de cada 10 viviendas no tienen acceso a agua potable domiciliaria. Le siguen Cabañas (25,34%), Usulután (25,17%), Ahuachapán (24,4%), San Miguel (23,6%), Sonsonate (23,57%), Morazán (22,47%) y Santa Ana (22,05%). En nueve departamentos de nuestro país entre 2 y 4 viviendas carecen de acceso a agua potable domiciliaria según producción de información del Consejo Nacional para el Desarrollo Sostenible. Sin embargo, la evaluación voluntaria de los avances se basa en información de la EHPM que distorsiona e impide cuantificar la brecha real, brecha que es más grave en las zonas rurales. ¿Cuántos en su casa tienen tuberías sin agua? Vale la pena dimensionarlo para no conformarse y estar orgulloso.
El país ha logrado acumular experiencia en la recolección y procesamiento de información estadística. La información, siempre que sea confiable, comparable y continua, permite realizar investigaciones y evaluaciones del proceso y de los resultados. Se utiliza para el diseño y evaluación de políticas y estrategias públicas y en consecuencia para la toma de decisiones. El agua en nuestro país es un tema crítico que tiene que ver con la pobreza, la educación y la salud. Una política y estrategia audaz en el tema del agua cambiaría la vida de muchas personas en el país. No tendrían que viajar largas distancias para conseguirlo, la población en edad escolar no gastaría energías en esta tarea y la morbilidad infantil seguramente disminuiría.