Trabajo infantil | La prensa impresa

Según la OIT, 3.3 millones de niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años en Centroamérica y México se encontraban en situación de trabajo infantil en 2020; de los cuales, el 63% son menores de 15 años y la proporción de niños y adolescentes hombres (2.354.000) es mayor que la de niñas y adolescentes mujeres (979.000).

Lo más delicado de estas cifras es que 2,2 millones de niños, niñas y adolescentes realizaban trabajos peligrosos. ¿Qué es el trabajo infantil peligroso? Trabajo que, por su naturaleza o las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños (trabajo en el que el niño está expuesto a abusos físicos, psicológicos o sexuales; trabajo subterráneo, bajo el agua, en alturas o en espacios cerrados; trabajo realizado con maquinaria y herramientas peligrosas; trabajo en un ambiente insalubre; trabajo con largas jornadas o de noche).

Según la DIGESTYC, en 2021, 81,164 niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años se encontraban en situación de trabajo infantil en El Salvador; de los cuales, el 61% residía en zonas rurales, el 74% eran hombres y más del 71% realizaban trabajo infantil peligroso.

CEPAL llama la atención sobre el impacto de la pandemia en el trabajo infantil, destacando los factores que ya afectaban a estas poblaciones antes del covid-19 (pobreza, desnutrición y deserción escolar). A partir de la citada crisis sanitaria-económica, los problemas se agudizaron; por ejemplo, la educación a distancia durante la pandemia profundizó las desigualdades existentes (particularmente en áreas rurales y hogares sin acceso a internet). El punto es que aquellos que dejaron de asistir a clases entre 2020-2021 tienen más probabilidades de abandonar la escuela y atrasarse en la educación. Del mismo modo, los hogares que ahora se ven afectados por el alto costo de vida tienen mayor riesgo de que sus hijos menores se vean obligados a trabajar para ayudar a la economía familiar.

La población infantil migrante ha aumentado, especialmente niños de El Salvador, Guatemala y Honduras, que se dirigen a Estados Unidos. Muchos de ellos migran sin la compañía de sus padres o de un adulto responsable capaz de brindarles asistencia y protección. No hay datos exactos sobre este fenómeno, pero la OIT advierte del riesgo de que esta población migrante se vea expuesta al trabajo infantil peligroso.

Reflexión 1: Centroamérica y México presentan indicadores de trabajo infantil más graves que el promedio de América Latina, por lo que se deben fortalecer los programas de prevención y erradicación del trabajo infantil, así como incorporar este tema en las políticas de empleo.

Reflexión 2: Abordar los fenómenos del trabajo infantil y la migración masiva requiere de la acción conjunta y coordinada de Estados Unidos, México y Centroamérica, con énfasis en la creación y fortalecimiento de redes institucionales y empresariales contra el trabajo infantil y la ampliación de oportunidades educativas y laborales. en los lugares de origen de la población migrante.

Conclusión: varias de las causas del trabajo infantil y la migración masiva son las mismas (precariedad laboral, sistema educativo ineficiente y falta de oportunidades), que tienden a agravarse por el efecto de la inflación y el cambio climático. Por ello, sería recomendable crear una plataforma de acción conjunta entre instituciones públicas, organizaciones de la sociedad civil y cooperantes externos vinculados a la protección de la niñez, la lucha contra la pobreza, los derechos de los migrantes y la generación de trabajo digno a nivel nacional. local.

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