Un corazón verde para la salud física y mental

Debido al creciente interés por cuidar el planeta para lograr la sustentabilidad, se me ocurrió acuñar el término corazón verde como una forma concreta de expresar que también existe una ecología emocional que busca equilibrar el mundo interno para lograr el bienestar integral. , tanto físicos como mentales. lo más profundo e íntimo.

Con la ayuda de los estudios humanísticos y sobre todo profundizando en la antropología, en especial la trascendental del Dr. Leonardo Polo, estoy aprendiendo a comprenderme mejor. Me gustó mucho la definición que tiene este filósofo moderno sobre quién es el ser humano: “Un espíritu en el tiempo”, explicando el lugar de la persona humana en el Cosmos, siendo parte de él, pero no fusionándose sino con una categoría de ser pensante y libre, responsable.

Siempre me ha parecido que la educación, desarrollo y crecimiento de la inteligencia emocional o afectiva es una parte importante de la marca personal de un líder confiable. Desde esa perspectiva, mantengo desde hace años una investigación abierta sobre el tema y su relación con una sana autoestima, un carácter maduro, así como un corazón lleno de paz y alegría. Efectivamente, creo que el cuerpo y el alma están conectados, por lo tanto, si en el interior hay elegancia y equilibrio, lo más probable es que nuestro exterior refleje esa misma elegancia.

La palabra ecología significa cuidado de la casa, de ahí el interés por conservar el hábitat común en todo lo relacionado con el aire, el agua, la fauna, la flora. Pero lo ecológico alcanza también a la criatura más digna que la puebla y la transforma: la humanidad. Es factible, entonces, hablar de una ecología humana, un concepto ecológico aplicado al cuidado del hábitat personal que el ser humano necesita para vivir con dignidad y calidad de vida humana. Entonces creo que es necesario cuidar el mundo verde externo y principalmente el interno para estar en equilibrio con el Cosmos.

Creo que tener un corazón verde significa bienestar y calidad de vida, pero ¿qué significa esta última frase? “Calidad de vida es dignidad de vida y la vida de un hombre o de una mujer es digna, cuando en ella están presentes los valores del ser humano, es decir, aquellos que satisfacen sus necesidades y que se desarrollan y planifican de acuerdo a sus Calidad de vida es pues, por un lado, estar bien o cierto bienestar, suficiente para satisfacer las necesidades básicas, ya que no somos ángeles sino seres humanos Por otro lado, calidad de vida implica, además de estar bien -ser básico, un bienestar en los diversos aspectos que componen la identidad personal: ser buen marido, ser buen hijo, ser buen padre o madre, buen amigo, vecino, ciudadano, ser buen profesional, hombre de negocios, empleado o comerciante; y a través de estas realidades concretas, ser un buen cristiano, protestante, musulmán o judío». (Dr. Cristian Conen, profesor) http://www.emprepas.org.sv/wp-content/uploads/2014/07/2009-CORTO-ecolog%C3%ADa-humana-Cristian-Conen-editado.pdf

Además, tener un corazón verde nos permite mirar la ecología humana con nuevos ojos, se relaciona con hombres y mujeres viviendo una sexualidad natural, verde, en armonía ecológica, no contaminada por artificios, actitudes y productos nocivos. Podría decirse que existe también una sexualidad verde alineada al corazón verde, desprovista de químicos nocivos para el cuerpo masculino y femenino. Es hablar de los métodos naturales de regulación de la natalidad cuyo estudio y práctica nos permite tener información correcta y veraz sobre el hecho biológico de los períodos de fertilidad femenina para espaciar o concebir nacimientos. Los métodos naturales implican un profundo estudio multidisciplinario del cuerpo de hombres y mujeres, tanto desde el punto de vista biológico como desde las ciencias antropológicas, teológicas y metafísicas. La práctica de estos métodos favorece un espíritu de respeto por la realidad ecológica humana en la que la razón estaría al servicio de la naturaleza y no al revés.

Con corazón y sexualidad verdes, la pareja y los esposos son conscientes de cooperar con el don divino de la fecundidad en lugar de suprimirlo o destruirlo, aportándoles beneficios espirituales y corporales, enriqueciendo el amor en el matrimonio con la práctica de la fuerza, refrescando la relación en diferentes campos:

• Incrementa la comunicación de la pareja en todo lo relacionado con el dinamismo sexual y procreador de la mujer, facilitando así una mayor intimidad entre sus componentes.

• Potencia y aumenta el respeto del marido hacia su mujer, ya que es ella, en última instancia, quien marca la pauta en las relaciones sexuales.

• Disminuye la tensión de los cónyuges ante un posible nuevo embarazo, llevando muchas veces a la búsqueda consciente de ese hijo que en un principio se temía.

• Promueve la intervención activa de los padres en modelar las circunstancias que permitan el nacimiento del niño en las condiciones más favorables.

• Contribuye a que la decisión de la llegada de la descendencia sea más libre.